Muchos vivimos angustiados por él, por la oportunidad que dejamos pasar, por el riesgo que corrimos al tomar alguna decisión que con el tiempo se descubre equivocada. No importa, la cuestión es sentirse siempre arrepentidos por algo, por lo que se hizo o lo que se dejó de hacer.
Nuestra existencia se presenta llena de encrucijadas que influirán en mayor o menor medida en el desarrollo del resto de nuestra vida, en ocasiones las decisiones a tomar son triviales, otras veces de ellas depende el éxito o el fracaso de los días venideros, nuestra felicidad o nuestra desgracia, y pueden marcar para siempre los acontecimientos futuros, y las consecuencias que de ellos se deriven.
Solemos arrepentirnos por exceso y por defecto, son dos variables diferentes, que mucho tienen con nuestra capacidad para arriesgarnos.
Tiendo a pensar que ya que es inevitable, siempre es mejor arrepentirse de aquello que se intentó y fracasó, que de no haberlo intentado; a mi al menos me deja menos pesar de conciencia, y como poco conozco el resultado, la otra opción te deja siempre con la duda de qué podría haber ocurrido, y vivir con la duda es también una pesada carga.
El arrepentimiento posee además otra vertiente a tener muy en cuenta, es totalmente inútil.De nada sirve echar la vista atrás, de momento no se conoce forma alguna de volver al pasado a rectificar errores; nos gustaría, lo se, quién en algún momento de su vida no se ha dicho - si pudiera volver sobre mis pasos, situarme en el preciso instante en que dije o hice aquello, o al contrario, en que dejé de hacer o decir… - Olvidémoslo, atormentarse con “lo que pudo haber sido y no fue” no nos llevará a ningún lugar.
Utilizaré otra frase hecha, que nuestro idioma es muy rico y certero con ellas: “A lo hecho, pecho”. Entrar en la espiral de los porqués, perder tiempo en imaginar como podrían haber sido las cosas actuando de otra manera, hurgar en nuestras heridas, culpabilizarnos y machacarnos por habernos equivocado, no solamente no servirá de nada, si no que además nos deja paralizados, incapacitados para seguir avanzando.
Lo contrario, no arrepentirse, no significa estar orgulloso con lo ocurrido y sus resultados. Es necesario tomarse un tiempo, hacer un éxamen de conciencia y analizar que ERRORES se cometieron, con un único fín, tratar de no volver a cometerlos, intentar aprender de la experiencia… esa es la parte positiva del arrepentimiento.
Me pongo pesado, pero ahí va otra frase: “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, y así es; si eres dado a cerrar los ojos y lanzarte al vacío, la próxima vez probablemente volverás a hacerlo, porque algo en tu interior te dirá que esta vez es la buena, y que debes intentarlo. Si eres de los indecisos que nunca asumen riesgos poco perderás, pero nada ganarás tampoco.
Y es que es muy complicado cambiar la esencia de cada uno, pero deberíamos al menos aprender a convivir con nuestros fracasos, aceptar lo que somos y que volveremos a meter la pata una y mil veces, y cuando eso ocurra, pasar página, olvidar, comenzar de nuevo.
La vida es una sucesión de pequeñas vidas unas dentro de otras, al estilo de esas muñecas rusas, abrimos una y dejamos paso a la siguiente. Terminamos una etapa y comenzamos otra , mejor hacerlo de cero, en blanco, sin cargas del pasado, y el arrepentimiento es una de esas cargas de las que debemos librarnos.
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