Alcohol y Navidad

El alcohol en estas fechas forma parte del bodegón típico de las navidades, con tanta legitimidad como el queso o el jamón. Sin embargo, sus excesos se pagan de manera mucho más virulenta, especialmente si vienen precedidos de una cultura poco dada a moderar su entusiasmo. Las organizaciones dedicadas a prevenir la adicción no quieren descafeinar las fiestas ni abogan por la ley seca, pero advierten de las consecuencias de no poner el freno, especialmente en lo que respecta a los jóvenes, que cada vez se introducen en edades más tempranas en los problemas derivados de la bebida.
Juan José Soriano, director de Proyecto Hombre en Málaga, pone el acento en la juventud y en los efectos de la permisividad. El acceso al alcohol se multiplica en estas fechas y, lo que es peor, se desdramatizan los consumos desmesurados.
"Juanjo" aclara que, en el caso de los más jóvenes, el consumo de alcohol suele ir acompañado de un coqueteo que tiene mucho de iniciático con otras sustancias. No obstante, la bebida, puntualiza, «Se trata de una adicción muy fuerte por sí misma y de la que mayor número de muertes provoca al año», recuerda.
 En los últimos años, se ha asistido también al auge de la adicción entre las mujeres, que ha crecido un 40 por ciento en la última década.
Raro es el día que no aparece alguna noticia relativa a algún accidente en el que el causante había bebido más de la cuenta. A veces, la insensatez del sujeto ha tenido consecuencias fatales para él mismo o para otras personas. Lo preocupante es este rasgo cultural que implica que para divertirse o para celebrar cualquier fecha o acontecimiento, no basta con un consumo moderado y razonable, sino que hay pasar la raya roja que marca el sentido común, la autoestima, la buena educación y la mínima preocupación por la propia salud y por la de los demás.
  Modifican la ley de uso del tabaco en lugares públicos cerrados pero echo en falta una mayor sensibilización y educación en el tema del alcohol. Beber en exceso es malo para la salud, aunque no se vaya a conducir. Producimos mucho alcohol que luego hay que vender aun a costa de fabricar enfermos alcohólicos a los que luego estigmatizamos.

Queremos compartir con vosotr@s una experiencia que a buen seguro también estáis experimentando desde el silencio.
Estaréis preguntándoos que es ser CODEPENDIENTE.

Me di cuenta de que era codependiente mucho tiempo después que supe que mi marido era alcohólico.
Nunca pude imaginar que mi exceso de cuidado, mi ocultación, mi sentimiento de culpabilidad y responsabilidad, mi miedo, mi tristeza, mi frustración, mi soledad… emociones que me paralizaban, que me bloqueaban, eran síntomas de mi enfermedad: la dependencia emocional.


Una enfermedad que me sorprendió cuando siempre imaginé que el único enfermo que había en casa era él

Yo me dí cuenta, de mi enfermedad, cuando después de que mi marido cocainómano decidiera ponerse en tratamiento de rehabilitación y yo acompañarle en su tratamiento como familiar, viera que durante mucho tiempo, yo había dejado de ser yo misma
Había estado ocultando su adición y había hecho que me creara un mundo paralelo a la vida real, donde yo sola sabía lo que ocurría en mi casa. Un mundo en le que solo había engaños, mentiras, miedos, tristezas, rabia, impotencia…. Emociones que me avergonzaban y las cuales me tenían paralizada durante mucho tiempo, fue entonces cuando entendí que no sólo él estaba enfermo, sino que inconscientemente y en silencio, yo había enfermado a su lado
(Marta).


¿COMO DAMOS EJEMPLO?

La importancia del perdon

Quienes perdonan aumentan las posibilidades de liberarse del pasado y volver a controlar razonablemente su destino. Según Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz  por su eficaz oposición al sistema racista de su país, 'sin perdón no hay futuro'. Imagino que la tendencia humana a perdonar es una cualidad genética favorecida por la selección natural, porque permite a los miembros de nuestra especie hacer las paces con el ayer por fatal que sea, reponerse, evolucionar y perpetuarse.
El problema de quienes no perdonan es que viven estancados en el ayer hiriente, prisioneros del escenario del horror, obsesionados con los malvados que quebrantaron su vida, lo que les impide cerrar la herida. El odio enquistado amarra a muchos al pesado, lastre que supone mantener la identidad de víctima. Además de debilitante, el papel de víctima es traicionero, pues a menudo seduce a los afligidos con derechos o prebendas especiales, pero al mismo tiempo les roba la energía y la confianza que necesitan para superar el trauma.
El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.
 Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos  negativos que nos causaron dolor o enojo.
El perdón no es un simple mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió, el perdón es un mecanismo para que yo sea libre de la amargura que dejó esa acción en mi corazón. Yo puedo decidir perdonar a alguien, que no está arrepentido de verdad de haberme dañado, por que mi intención al perdonar, no es que esa persona quede libre de culpa, si no que yo quede libre en mi interior, que yo tenga paz, que yo pueda vivir bien, que desatado la amarra que me tenía detenido en el puerto.

 En la familias con un problema de adicción se debe de perdonar. una vez iniciada la rehabilitación. Empezar de nuevo, sin sacar las cosas del pasado, eso seria  atarnos al dolor y el resentimiento. Desde hay poco podemos avanzar.
 

Somos muchos los que padecemos los efectos del botellon, estamos habituados a ver noticias de  vecinos que se quejan por sus efectos. Los ayuntamientos "dicen" trabajar para controlarlo, los políticos tambien "dicen" que intentan buscarle soluciones, pero la realidad es que el botellon sigue existiendo a pesar de que muchos dicen trabajar en ello.
Las noticias de la televisión nos muestra algunos de sus efectos como: las botellas tiradas, las bolsas de basura por el suelo, o que sus usuarios se orinan en cualquier parte.

Hay ayuntamientos que habilitan zonas para esta practica, y ponen contenedores de basura para erradicar los efectos que acarrea el botellon. También existen en algunas zonas autobuses para que puedas ir al botellon sin utilizar el coche y evitar accidentes. Y yo me pregunto¿a esto se le llama trabajar sobre el problema?.

Para mi el problema del botellon no son las botellas por el suelo, ni los orines en los portales. Para mi el problema es que existen miles de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, bebiendo alcohol de forma incontrolada. Para mi, el  problema es la abundante ingesta de alcohol que personas jóvenes están realizando, y las consecuencias que el alcohol provoca sobre ellas. El resto de consecuencias son los efectos que provocan unos cientos o miles de personas con unas copas de mas. Cuando se esta bebido la conductas suelen ser menos respetuosas. Pero no confundamos, el problema que genera el botellon es que miles de personas beben alcohol de forma incontrolada, como resultado aparecen conductas indeseadas ademas de una perdida progresiva de valores personales.
El alcohol es una droga legal, pero droga. El alcohol provoca adicciones, y otros muchos problemas en la familia y la sociedad. El alcohol es el problema. Pero las soluciones que nos aportan los politicuchos de cualquier signo son papeleras, autobus y reparto de condones.

El tiempo pasa rápido y verás en el camino a personas que se han tomado mucho tiempo para pensar las cosas o tomar decisiones importantes, y han terminado mal, sin futuro, sin aprendizajes, como detenidos en el tiempo, esperando a que venga otra ola para ponerlos nuevamente en movimiento. No esperes a que eso pase, ponte a remar con toda su fuerza y haz cosas. Toma decisiones cada vez que puedas y házlo con la certeza que, sea bueno o malo el resultado, lo que siempre será bueno son las enseñanzas que aprenderás luego de esas decisiones.

Adelante  da el primer paso. No esperes los cambio
 ¿Estoy listo para casarme?
¿Es esta la pareja de mi vida?
¿Seré un buen padre/madre?
¿Lo haré bien?. 
 Necesitamos o buscamos tener la certeza de que “el otro lado” es seguro. Que el paso que estamos dando es bueno y que nos irá bien. Es por esto que consciente o inconscientemente buscamos que algo o alguien nos de esa seguridad.
Pero, no hay nada ni nadie que pueda asegurarme el éxito en mis decisiones o acciones. Y precisamente es de eso, de lo que trata la vida, tomar riesgos decisiones y caminos inexplorados. Imagínese que pudieramos asegurar todo en la vida… que aburrido, verdad?
Jamás estaremos 100% listos para casarnos, para cambiar de trabajo o para ser padres, porque hay cosas que solo podremos aprender a través de la experiencia misma. Una vez que damos el paso hacia estos cambios, empezamos una nueva etapa de aprendizaje, en la que fallamos, nos equivocamos, pero aprendemos. Lo único que podemos hacer es maximizar nuestra posibilidad de éxito, al evaluar bien nuestras decisiones, pero jamás podremos asegurarlas.

Un interesante pensamiento de reflexión escrito por Albert Einstein respecto a la superación de momentos de crisis ...

"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.
En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla" ... Impresionante ...
Albert Einstein (1879 - 1955)