Ir de compras puede resultar una buena terapia para evadirse de los problemas cotidianos, pero cuando se convierte en un acto difícil de controlar, puede convertirse en un trastorno psicológico tan grave como la Ludopatía.
oniomania La OniomaníaLa Oniomanía es el término que define la enfermedad del comprador compulsivo, afecta a hombres y mujeres, su perfil suele ser entre 30 y 40 años, las personas presentan baja autoestima, falta de autocontrol, inseguridad, propensión a la fantasía, sensación de soledad o vacío espiritual, además, suelen padecer otros trastornos como ansiedad y depresión.
Salir de compras puede provocar gran placer en el momento, pero después viene el arrepentimiento de haber adquirido cosas inútiles, y de ahí la depresión y la ansiedad, lo que lleva de nuevo a las tiendas como forma de evasión, así se entra en un círculo vicioso del cual es muy difícil salir sin ayuda.
Aunque la causa que provoca la adicción a las compras se desconoce, los especialistas en este tipo de trastornos afirman que es una mezcla de causas biológicas y sociales.
Como mecanismo biológico se encuentra la falta de control sobre los impulsos, provocada por las anomalías cerebrales relacionadas con la función de la serotonina, un importante neurotransmisor.
Los psicólogos argumentan que la publicidad muestra a un individuo cuyo poder se mide por la cantidad y la calidad de bienes que tiene. Ante esto las personas con una personalidad poco desarrollada recurren a las compras para saciar una cuota de poder que la sociedad no les dio de forma natural.
Los adictos a las compras están inmersos en un mundo irreal, pues olvidan las consecuencias reales de su acción. No les importa sacrificar sus necesidades básicas y mucho menos las de los demás. Esto provoca situaciones de enfrentamiento con familiares, deudas, ruina económica, ansiedad, depresiones o incluso suicidio.

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RESPONSABILIDAD Y CULPA

¿Quién no se ha sentido culpable en su vida? Seguramente te ha pasado, que lastimas a otra persona sin querer y luego sientes una gran culpa. Todos cometemos errores, algunos insignificantes y otros muy importantes. El hecho es que cuando uno de estos errores afecta de alguna manera a otra persona, nos sentimos mal.
La culpa se define como el estado emocional que surge de pensar que hemos actuado de manera indebida (ya sea que hicimos algo que no debimos haber hecho, o que no hicimos algo que debíamos hacer). La culpa es una actitud formada por emociones y pensamientos, que nos llevan a una sensación de auto devaluación. Es decir, la persona que siente culpa, se califica negativamente como persona, se siente mal consigo misma y se siente devaluada de alguna manera. 

De lo que se trata realmente es de asumir nuestros actos, y hacernos responsables de enmendar las situaciones, hasta donde sea posible. Hay una gran diferencia entre sentirme culpable y sentirme responsable. La culpa me hace sentirme mal conmigo y me devalúa. Hacerme responsable me hace sentir mal hacia la conducta, pero me sigo sintiendo bien conmigo, aceptando que cometí un error, pero que eso no me devalúa como individuo.

La responsabilidad es una actitud hacia el presente y hacia el futuro, la culpa es un sentimiento que sólo mira al pasadoNada de lo que sucede ahí fuera en el mundo es tu culpa aunque si son tu responsabilidad el elegir unas opciones u otras o el optar por una respuesta u otra. La responsabilidad es la habilidad de responder (RESPONS-HABILIDAD). Cada situación en la vida nos ofrece la oportunidad de responder, y cómo respondemos determina cómo nos sentimos y lo que atraemos hacia nosotros. 
Los psicoanalistas estudian los «sentimientos de culpa», sea la culpa real o imaginaria, perjudica a quienes tienen estos sentimientos. Pero nadie irá a la cárcel por sus sentimientos ni por sus creencias, sino por sus actos, aunque estos no fueran vividos con sentimiento de culpa. Los hechos o actos claramente especificados en el Código Penal y en las leyes, son los únicos punibles de responsabilidad penal.

Cuando hablo de responsabilidad, me refiero al hecho de tener poder. Si echamos la culpa de lo que nos pasa a alguien o algo externo, estamos regalando nuestro poder y dependemos de lo que el otro haga para  estar bien. La responsabilidad nos da el poder de efectuar cambios en nuestra vida. Si escogemos el papel de víctima, lo que hacemos es usar nuestro poder personal para ser impotentes. Pero si decidimos aceptar nuestra responsabilidad, entonces no perdemos el tiempo en culpar a los demás o a algo” exterior”.

EL ARREPENTIMIENTO

Muchos vivimos angustiados por él, por la oportunidad que dejamos pasar, por el riesgo que corrimos al tomar alguna decisión que con el tiempo se descubre equivocada. No importa, la cuestión es sentirse siempre arrepentidos por algo, por lo que se hizo o lo que se dejó de hacer.
  
Nuestra existencia se presenta llena de encrucijadas que influirán en mayor o menor medida en el desarrollo del resto de nuestra vida, en ocasiones las decisiones a tomar son triviales, otras veces de ellas depende el éxito o el fracaso de los días venideros, nuestra felicidad o nuestra desgracia, y pueden marcar para siempre los acontecimientos futuros, y las consecuencias que de ellos se deriven.
Solemos arrepentirnos por exceso y por defecto, son dos variables diferentes, que mucho tienen con nuestra capacidad para arriesgarnos.

Tiendo a pensar que ya que es inevitable, siempre es mejor arrepentirse de aquello que se intentó y fracasó, que de no haberlo intentado; a mi al menos me deja menos pesar de conciencia, y como poco conozco el resultado, la otra opción te deja siempre con la duda de qué podría haber ocurrido, y vivir con la duda es también una pesada carga.

El arrepentimiento posee además otra vertiente a tener muy en cuenta, es totalmente inútil.De nada sirve echar la vista atrás, de momento no se conoce forma alguna de volver al pasado a rectificar errores; nos gustaría, lo se, quién en algún momento de su vida no se ha dicho - si pudiera volver sobre mis pasos, situarme en el preciso instante en que dije o hice aquello, o al contrario, en que dejé de hacer o decir… - Olvidémoslo, atormentarse con “lo que pudo haber sido y no fue” no nos llevará a ningún lugar.

Utilizaré otra frase hecha, que nuestro idioma es muy rico y certero con ellas: “A lo hecho, pecho”. Entrar en la espiral de los porqués, perder tiempo en imaginar como podrían haber sido las cosas actuando de otra manera, hurgar en nuestras heridas, culpabilizarnos y machacarnos por habernos equivocado, no solamente no servirá de nada, si no que además nos deja paralizados, incapacitados para seguir avanzando.
 
Lo contrario, no arrepentirse, no significa estar orgulloso con lo ocurrido y sus resultados. Es necesario tomarse un tiempo, hacer un éxamen de conciencia y analizar que ERRORES se cometieron, con un único fín, tratar de no volver a cometerlos, intentar aprender de la experiencia… esa es la parte positiva del arrepentimiento.
Me pongo pesado, pero ahí va otra frase: “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, y así es; si eres dado a cerrar los ojos y lanzarte al vacío, la próxima vez probablemente volverás a hacerlo, porque algo en tu interior te dirá que esta vez es la buena, y que debes intentarlo. Si eres de los indecisos que nunca asumen riesgos poco perderás, pero nada ganarás tampoco.

Y es que es muy complicado cambiar la esencia de cada uno, pero deberíamos al menos aprender a convivir con nuestros fracasos, aceptar lo que somos y que volveremos a meter la pata una y mil veces, y cuando eso ocurra, pasar página, olvidar, comenzar de nuevo.

La vida es una sucesión de pequeñas vidas unas dentro de otras, al estilo de esas muñecas rusas, abrimos una y dejamos paso a la siguiente. Terminamos una etapa y comenzamos otra , mejor hacerlo de cero, en blanco, sin cargas del pasado, y el arrepentimiento es una de esas cargas de las que debemos librarnos.
 
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Cómo motivar a los adolescentes

Uno de los retos mas difíciles para padres actuales es cómo motivar a los niños. Motivar a leer, motivar a estudiar etc. etc.

Pero todavía mas complicado es motivar a los adolescentes a cumplir con las responsabilidades que les asignemos. Aquí ofrecemos algunos consejos sobre la motivación de adolescentes.

Motivación de los adolescentes

1. Ofrecerles apoyo: Los adolescentes no son niños. Un adolescente quiere que le traten como a un adulto. Mostrar respeto por ellos es la clave para construir una relación de confianza entre padres e hijos adolescentes. Los padres deberían apoyar todo lo posible a los adolescentes, y en vez de controlarles, procurar guiarles.

2. Exponer al adolescente a diversas ideas y temas:  En ocasiones, el adolescente carece de motivación porque no ha estado expuesto a lo que podría ser una pasión por la vida. Buscar actividades novedosas, o grupos interesantes para intentar estimular nuevos intereses que vayan mucho mas allá que el ordenador, el móvil y su círculo de amigos actuales

3. Motivar a los adolescentes en los estudios, ayudándole a establecer una conexión entre su lugar de estudios y sus intereses: A veces los adolescentes carecen de motivación, porque no ven una conexión entre el trabajo que se les pide que hagan y sus intereses y metas. Intentar vincular distintas asignaturas con futuros puestos de trabajo o estudios universitarios. Conversar con el adolescente para ayudarle a identificar cuáles son los campos que más le interesen.

4. Enseñar responsabilidad al adolescente: Los padres deben alentar a los adolescentes a comprender que la libertad y el poder conllevan responsabilidades. Si un adolescente quiere tomar decisiones independientes, entonces tendrá que asumir la responsabilidad de las consecuencias derivadas de sus decisiones.

5. Guiar al adolescente para encontrar sus objetivos: Las personas que tienen metas están muy motivadas porque saben lo que quieren y trabajan para lograr sus objetivos. La mayoría de los adolescentes, en cambio, todavía no saben lo que quieren ser, están explorando y tratando de encontrar sus valores, creencias y sus trayectorias futuras. Los padres deben hablar con sus hijos adolescentes acerca de las cosas con las que disfrutan ahora y guiarlos para que encuentren lo que creen acerca de su vida y establezcan unos objetivos apropiados que estén relacionados con sus pasiones.

6. Fijar unas expectativas elevadas: Unos estándares altos llevan a un alto rendimiento. Si los padres establecen unos objetivos y expectativas claros para sus adolescentes y les apoyan para lograr sus objetivos, el adolescente tendrá éxito. Este éxito motiva a los adolescentes a sentirse llenos y hacerlo aún mejor.

7. Utilizar metas y premios a corto plazo:  En ocasiones el adolescente se ve abrumado por una gran tarea y se da por vencido antes incluso de empezar . Ayudarle a dividir la tarea en una serie de tareas más pequeñas. Hacer que cada pequeña tarea sea una meta y tratar de establecer una compensación por lograr dicho objetivo que sea apropiada para su edad.

8. Ayudar al adolescente a aprender a administrar su tiempo: Cuando los niños llegan a la adolescencia, se enfrentan a tareas más difíciles y pueden sentirse abrumados por el trabajo que deben completar; no saben cómo encontrar tiempo para completar sus tareas. Enseñar al adolescente cómo crear y utilizar un programa de gestión del tiempo es útil.

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