HASTA LA FLOR MÁS BELLA SE MARCHITA
Quizá ocultes la bebida en la bolsa de mandado, en la mochila de la escuela o en el cajón del escritorio. A lo mejor no te atreves a beber en público y seas una bebedora casera que estés pensando buscar la botella que has escondido en tu casa.
La decisión es tuya, no importa que tengas 15, 25 ó 70 años, seas rica o pobre, estudiante, profesional o no tengas estudios, ama de casa o trabajadora. Eres tú la que debe tomar la decisión, pero no sola. Existen profesionales y centros que te prestan ayuda.
La persona que esta enganchada en una dependencia, realiza casi todos sus actos encaminados a la obtención y/o satisfacción de su dependencia. Muchas de sus amistades se relacionan con la adicción, su tiempo libre se relaciona con su adicción, su dinero se emplea fundamentalmente en la satisfacción de la adicción, etc. En definitiva, todo gira en torno al consumo, menospreciando familia, dinero, conocidos y principios. Cuando algo o alguien no facilita ese consumo este se aparta o desprecia.
Como consecuencia nos encontramos con personas que solo viven para ellos y su adicción. Dañando a quienes tienen a su alrededor, sin importarles demasiado sus consecuencias. Este es un estilo de pensamiento que utiliza el dependiente, en el cual lo prioritario es la sustancia adictiva. Lo demás queda en un segundo o tercer lugar. Ese estilo de pensamiento evita pensar en los demás porque eso causaría dolor y malestar. Por ello, muchos dependientes no miran sus actos o consecuencias. Actúan sin preocuparse lo suficiente por los resultados de sus actos.
Un ejemplo podría ser una persona que ya no consume, pero que tras un "cabreo" contabiliza y arremete contra todos como culpables. Muy probablemente se arrepienta tras un rato, pero en su momento no ha sabido pararse, ni controlar su rabia o ira, ni reflexionar sobre el tema. Sigue con su estilo de pensamiento anterior.
Dejar la droga es un muy buen paso, pero existen muchas cosas que se han de cambiar, en este caso nos referimos a controlar nuestros actos.
Actualmente, hay un debate acerca de si se puede hablar de la existencia de un consumo responsable. Es una cuestión difícil de contestar, pues, para ello, los profesionales de la salud tendrían que definir exactamente el concepto de responsabilidad en el consumo de cada una de las drogas, mientras que muchos de ellos opinan que hablar de consumo y responsabilidad en relación a algunas drogas es una contradicción.
En lo que si parece haber un acuerdo es en que la falsa percepción de control, esto responde a un mecanismo de defensa, llamado "negación", que permite al adicto seguir con su consumo negando los problemas acarreados por la droga. Es una característica que aparece en la mayoría de las personas durante todo el proceso de adicción, permaneciendo, incluso, en situaciones donde el consumo ha invalidado varias áreas de su vida (trabajo, relaciones, actividades de ocio...). El consumidor sigue negando su adicción a pesar de todos sus problemas. Por lo que resulta muy difícil que un adicto sea consciente de que tiene un problema, paso clave para su recuperación.
Por otro lado, no todo el mundo tiene el mismo nivel de autocontrol y auto-crítica, factores que ayudan a identificar cuando el consumo está empezando a convertirse en abusivo y, por lo tanto, a combatir, a su vez, este mecanismo de negación.
Soy una madre de un joven enfermo, con dependencia a las drogas y quiero deciros que en mi casa hemos vivido un verdadero infierno. Ya que veía a mi hijo como un vicioso, como alguien que consumía drogas por capricho, además motivado por el desconocimiento que teníamos, nuestro hijo nos engañaba y vivíamos en un continuo sufrimiento. Yo era una persona que me costaba ver a mi hijo como a un enfermo y sobre todo, aceptar lo que tenía en casa, además del miedo que tenía de que trascendiera fuera y que la gente tuviera conocimiento de lo que estábamos viviendo. Esto afectaba a mi matrimonio y al resto de la familia, cada vez nos distanciábamos más y veíamos que todo se hundía, vivíamos en un sin vivir, con mucha tensión, y eso hacía que la convivencia entre todos cada vez fuera más difícil.
Un buen día, decidimos buscar ayuda y empezamos con una persona especializada en estos temas que nos orientaba sobre cómo teníamos que actuar ante la situación que se nos había presentado en casa. Todo lo hacíamos con mucho recelo, intentando que todo quedara en el anonimato y sólo conseguíamos que la situación empeorara (que la enfermedad avanzase). Por lo que decidimos ir al Grupo de Terapias
A mí me costó mucho hablar de lo que estábamos viviendo en medio de un grupo de personas a las que no conocía. Ahora doy gracias a Dios por haberme abierto ese camino. He aprendido a ver a mi hijo como lo que es, un ENFERMO que necesita de nuestra ayuda más que nunca. Estamos recuperando la convivencia que habíamos perdido, en mi matrimonio hay mayor comunicación, hemos aprendido que tenemos que caminar los dos en una sola dirección y sobre todo hemos aprendido que tenemos que caminar los dos en una sola dirección sobre todo hemos recuperado la ilusión de vivir, aún sabiendo que mi hijo sólo se rehabilitará cuando él quiera, pero ahora me siento algo preparada para ayudarle cuando él me lo pida. También he aprendido una cosa muy importante y es que ante esta situación hay que vivir el día a día y no proyectarse al futuro que sólo sirve para agobiarse y evitar vivir el buen momento que puedas tener en tu vida.
Desde aquí quiero animar a todas las madres y familiares que padecen de esta enfermedad en su casa, a que busquen ayuda, que no se escondan, que la droga hay que "delatarla", que ocultándola sólo conseguiremos que crezca y que la enfermedad se vaya agravando. Desde mi experiencia os digo que aquí, en este Grupo Municipal de Terapias os podemos ayudar a recuperar la ilusión de vivir y enseñaros a tratar al enfermo que tengáis en casa.
carta de una madre del grupo municipal de terapias de Palos de la Frontera