El consumo de alcohol en la mujer generalmente se niega y oculta, aunque ahora hay mayor libertad en las normas de consumo en la mujer, especialmente en adultas jóvenes. No se concibe la idea de ser alcohólica porque el alcoholismo está estigmatizado. Cuando a una mujer le preguntan si bebe alcohol, se enfrenta al tabú y a las expectativas sociales que están a su alrededor de ser respetable e íntegra; sin embargo, la enfermedad del alcoholismo afecta sin importar quién seas, a qué te dediques o cuánto tengas en la vida.
En nuestro país, millones de mujeres de cualquier edad o posición social, cultural y económica tienen problemas con su manera de beber. Pueden ser jóvenes estudiantes o profesioniales trabajadoras o amas de casa; esposas, madres, hijas, hermanas o abuelas. Conforme avanza la enfermedad es más difícil aceptar que se está enfermo y la mujer alcohólica no escapa a la tendencia innata de ocultar, por todos los medios, su adicción y convierte en cómplices a familiares y amigos quienes tratan a toda costa de encubrir todo indicio hacia el exterior, de que existe un problema de alcoholismo femenino en casa.
HASTA LA FLOR MÁS BELLA SE MARCHITA
HASTA LA FLOR MÁS BELLA SE MARCHITA
Puede ser que te horrorices y lo niegues si te dicen que hagas algo por tu forma de beber, pero en secreto lo piensas.
Quizá ocultes la bebida en la bolsa de mandado, en la mochila de la escuela o en el cajón del escritorio. A lo mejor no te atreves a beber en público y seas una bebedora casera que estés pensando buscar la botella que has escondido en tu casa.
La decisión es tuya, no importa que tengas 15, 25 ó 70 años, seas rica o pobre, estudiante, profesional o no tengas estudios, ama de casa o trabajadora. Eres tú la que debe tomar la decisión, pero no sola. Existen profesionales y centros que te prestan ayuda.
Quizá ocultes la bebida en la bolsa de mandado, en la mochila de la escuela o en el cajón del escritorio. A lo mejor no te atreves a beber en público y seas una bebedora casera que estés pensando buscar la botella que has escondido en tu casa.
La decisión es tuya, no importa que tengas 15, 25 ó 70 años, seas rica o pobre, estudiante, profesional o no tengas estudios, ama de casa o trabajadora. Eres tú la que debe tomar la decisión, pero no sola. Existen profesionales y centros que te prestan ayuda.
La sociedad debe de saber el valor que estas mujeres se enfrentan al reconocer y acudir a un centro. No solo deben vencer sus miedos a la adicción, sino también la otra discriminación por ser mujer. Cuantas vecinas las criticaran por acudir a un centro, y que pocas personas la felicitaran y apoyaran por ser mujer e intentar mejorar su vida.