Hablemos de un ejemplo de familia con niños con dificultades: como Paco y Paqui con dos hijos, una niña de 9 años y un varón de 6. Ya no pueden controlar a sus hijos, su hogar se ha convertido en un caos y el clima en el hogar se ha tornado muy tenso.
Sus hijos no los respetan. El chico es hiperactivo, obstinado y tiene mal carácter y la niña exige mucha atención, tiene ataques de furia y hace continuamente maldades.
La disciplina no existe, el padre no participa y se esconde detrás del diario cuando está en casa y es un espectador.
Ambos han perdido el control, no están en sintonía y cada uno por su lado hace lo que puede dando mensajes contradictorios.
La niña de nueve años es la que manda y ninguno tiene límites. Las peleas con su hermano menor son violentas y ambos niños insultan y hasta les pegan a sus padres.
Cuando la niña la ataca, la madre reacciona pero luego se ríe como si fuera ella también una niña.
La madre se queja que su marido no participa pero cuando lo hace, a ella no le gusta y lo contradice delante de sus hijos. Por lo tanto él reconoce que ha adoptado la actitud de no intervenir y dejar que ella se ocupe de ellos.
Las escenas en el Supermercado son intolerables. Los niños cargan cada uno un carro con golosinas, abren los paquetes, comen el contenido y se dedican a hacer otras maldades, mientras la madre se mantiene alejada de ellos avergonzada de ese comportamiento y tratando que nadie se de cuenta que son sus hijos.
Estos niños no tienen modales, ni respetan a nadie, son groseros y mal educados.
Estos niños jamás reciben ningún castigo por lo que hacen y los padres no tienen la más mínima autoridad sobre ellos y hasta les temen.
Ante este cuadro, la situación se ha tornado tan insostenible que está a punto de malograr la estabilidad de la pareja.
Este modelo de familia no es una excepción sino algo casi habitual en los hogares de hoy en día; y este comportamiento se traslada a la escuela.
Es indispensable que los padres de una familia disfuncional, se unan como pareja para educar a sus hijos, sean coherentes e impongan una disciplina como padres y no como amigos.
Las madres temen que si son estrictas sus hijos no las quieran. Pero ocurre lo contrario, los hijos necesitan a sus padres cumpliendo su función de padres.
La primera medida es imponer las reglas y respetarse unos a otros.
Como segunda medida los padres son los que mandan.
Tercero, se establecerán horarios de Tv, estudio y ocio, ademas de las horas de cama.
Cuarto, los padres establecerán un sistema de premios y castigos que deberá cumplirse.
Todos los cambios que realicemos, cuestan trabajo a su adaptación y habituacion, pero si no se hacen y sobre todo si no se mantienen, de nada habrá servido todos los esfuerzos realizados para mejorar la situación.
Un político dijo recientemente: "la educación cuesta mucho, pero no educar cuesta mucho mas"
Sus hijos no los respetan. El chico es hiperactivo, obstinado y tiene mal carácter y la niña exige mucha atención, tiene ataques de furia y hace continuamente maldades.
La disciplina no existe, el padre no participa y se esconde detrás del diario cuando está en casa y es un espectador.
Ambos han perdido el control, no están en sintonía y cada uno por su lado hace lo que puede dando mensajes contradictorios.
La niña de nueve años es la que manda y ninguno tiene límites. Las peleas con su hermano menor son violentas y ambos niños insultan y hasta les pegan a sus padres.
Cuando la niña la ataca, la madre reacciona pero luego se ríe como si fuera ella también una niña.
La madre se queja que su marido no participa pero cuando lo hace, a ella no le gusta y lo contradice delante de sus hijos. Por lo tanto él reconoce que ha adoptado la actitud de no intervenir y dejar que ella se ocupe de ellos.
Las escenas en el Supermercado son intolerables. Los niños cargan cada uno un carro con golosinas, abren los paquetes, comen el contenido y se dedican a hacer otras maldades, mientras la madre se mantiene alejada de ellos avergonzada de ese comportamiento y tratando que nadie se de cuenta que son sus hijos.
Estos niños no tienen modales, ni respetan a nadie, son groseros y mal educados.
Estos niños jamás reciben ningún castigo por lo que hacen y los padres no tienen la más mínima autoridad sobre ellos y hasta les temen.
Ante este cuadro, la situación se ha tornado tan insostenible que está a punto de malograr la estabilidad de la pareja.
Este modelo de familia no es una excepción sino algo casi habitual en los hogares de hoy en día; y este comportamiento se traslada a la escuela.
Es indispensable que los padres de una familia disfuncional, se unan como pareja para educar a sus hijos, sean coherentes e impongan una disciplina como padres y no como amigos.
Las madres temen que si son estrictas sus hijos no las quieran. Pero ocurre lo contrario, los hijos necesitan a sus padres cumpliendo su función de padres.
La primera medida es imponer las reglas y respetarse unos a otros.
Como segunda medida los padres son los que mandan.
Tercero, se establecerán horarios de Tv, estudio y ocio, ademas de las horas de cama.
Cuarto, los padres establecerán un sistema de premios y castigos que deberá cumplirse.
Los padres son las que tienen mayores dificultades para mantener las reglas.
Si no son capaces los padres de cumplir las reglas o eventualmente las cambian y siguen desautorizandose y defendiendo a los hijos, no educaran correctamente. Podrán querer mucho a sus hijos, pero no les ayudaran en su desarrollo personal, emocional y social.Todos los cambios que realicemos, cuestan trabajo a su adaptación y habituacion, pero si no se hacen y sobre todo si no se mantienen, de nada habrá servido todos los esfuerzos realizados para mejorar la situación.
Un político dijo recientemente: "la educación cuesta mucho, pero no educar cuesta mucho mas"