¿Cuantas veces hemos escuchado esta frase de un adicto?
Este es el razonamiento de muchos adictos, para mantener su consumo. La incapacidad para abandonar la adicción, les hace buscar razonamientos irreales para seguir consumiendo. Con esta frase "Yo no hago daño a nadie", queremos culpar a los demás de inmiscuirse en nuestra vida, queremos hacerles entender a los demás que nuestro problema no afecta a otros. Pero cuanto nos engañamos. ¿Como no va a afectar una adicción en nuestro entorno?. ¿Como el estar ebrio delante de nuestros hijos no les va a hacer daño?¿Como haberme fumado varios porros no me va a perjudicar a mi trabajo?
No hacemos daño a nadie |
Reducimos el consumo con algo personal e intimo, olvidando que nuestros comportamientos si traspasan e implican a los que nos rodean.
Si yo me meto en el cuerpo una sustancia psicoactiva, es verdad que solo me producirá a mi sus efectos. Pero olvidamos los efectos que yo ocasiono con dicha sustancia en mi cuerpo: conducción temeraria, estados de agresividad o pasividad, perdidas de responsabilidad, ... Todos estos efectos son muy probables que el que los padece no los perciba. Todos hemos conducido con unas copas de mas, y hemos dicho eso de "yo controlo". Pero desde fuera, los que nos rodean, SI perciben todas las conductas y consecuencias desagradables de nuestros consumos.
Yo puedo tener la personalidad "X", buena, mala, regular, ... pero mi personalidad cambia con cualquier sustancia adictiva. Paso a ser otra cosa distinta de "X".
Las drogas actúan sobre el sistema límbico, que está en la parte más interna del cerebro, y provocan una sensación artificial de placer. Sin embargo, el cerebro no está preparado para recibir estos estímulos. El uso repetido de drogas afecta al funcionamiento del sistema límbico e inicia el proceso de adicción.
Las consecuencias se dejan sentir también en el córtex, y afectan al control racional de la conducta. La adicción se consolida.
El sistema límbico se encuentra en capas más profundas del cerebro y es responsable del control de la vida instintiva y emocional.
Nada que ver con la común historia
nadie me quiere y todas esas cosas
ella fregaba suelos, nunca se compró ropa
por darle un buen colegio multiplicó las sobras
cuál sería el instante, quién le enseñó estas cosas
cuándo probó la muerte y amaneció entre sombras
Qué te puedo dar que no me sufras
qué te puedo dar que no te hundas
que no vea en tus ojos reflejos de cristal
que me mata tu angustia, que me puede tu mal
Qué te puedo dar...
Quiso ayudarle sin saber ni cómo
y aunque no pudo fue vendiendo todo
pero todo era poco para un saco sin fondo
un golpe a una farmacia, algún pequeño robo
ya de vuelta en la casa del hospital sabía
que más pronto que tarde la herida se abriría
Qué te puedo dar...
Con la prudencia que da la locura
buscó los datos, aclaró sus dudas
con un último esfuerzo le compró la más pura
y al mirarle a los ojos se le borró entre brumas
él creyó que soñaba en el fugaz instante
en que acabó su tiempo abrazado a la madre
Qué te puedo dar...
Nuestros abuelos siempre nos intentaron enseñar y explicar las cosas, aunque algunas no las entendimos en su momento . Recuerdo la frase: “Se aprende perdiendo”. Este dicho, contradice otras teorías pedagógicas como a un alumno no debe ser reprendido ni reprimido— ni con los principios ideológicos de la Logse.
Pero está claro que se aprende con el fracaso y/o con la derrota. Quizás no sea la forma mas deseada de aprender algo en la vida, pero TODOS hemos aprendido mas de un fracaso que de un éxito. Perder no es ser castigado ni humillado por nadie. Es una ley de nuestra selva social: ganar y perder las dos caras de una moneda.
Quien, de nuevas, acomete un proyecto empresarial o personal; y tiene un éxito inmediato suele caer en la auto-complacencia, la relajación y la vanidad: En los tiempos que corren las enseñanzas del fracaso son una terapia tanto personal como profesional.
Un buen batacazo en bici, un arroz que se pasa, un gatillazo, una innovación de marketing petarda, una pareja que te abandona por tu mejor amigo… son una fuente de crecimiento. No son plato de gusto, eso sí. Pero en muchas ocasiones de tu vida los recordaras, y te ayudaran a decidir.
Hoy en día se les enseña a los jóvenes muchas cosas y se les suele esconder las dificultades. Pero si les enseñamos a aprender de sus errores, a considerar el error como una fuente de aprendizaje, evitaremos que tengan miedo a levantarse tras las caídas, les enseñaremos a enfrentar la vida y no caer en la autodestrucción y negación de ellos mismos.
Fracaso: Situación concreta de falta de éxito o resultado adverso.
Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender
Igual que se aprende perdiendo, nadie escarmienta en cabeza ajena.