- Un estudio revela que la mayoría realiza episodios de consumo intesivo
- Los expertos denuncian que se está incumpliendo la legislación
- Recuerdan que los daños cerebrales por el abuso son irreversibles
Empiezan a edades más tempranas y, casi peor aún, beben, literalmente, ‘como cosacos’. Los últimos datos sobre el ‘botellón’, recogidos en un estudio con 6.000 adolescentes y jóvenes, revelan que los chicos y chicas de 14 años han llegado ya aniveles de consumo similares a los que mantienen los jóvenes de 25.
Maite Cortés Tomas, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia, es la autora principal de esta investigación.
El ensayo, financiado por el Plan Nacional de Drogas (2004-2007), se ha llevado a cabo en tres ciudades de la Comunidad Valenciana (Valencia, Castellón y Alicante) con estudiantes de la ESO, Bachiller y Ciclos Formativos, de un centro público y otro concertado de cada distrito educativo, con el fin de que así quedaran representadas todas las zonas.
“Al botellón asisten tanto menores como mayores de edad. Concretamente, un 69% de los adolescentes de 14 a 18 años lo practica así como el 84% de los universitarios. Otro dato preocupante es que muchos de los jóvenes además consumen otras drogas”.
“los jóvenes comenzaron a realizar el botellón con 15 años, destaca Maite Cortés. Este hecho es, según Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, “un tema crucial frente al que no podemos estar pasivos por más tiempo. El cerebro está en pleno desarrollo y los abusos con el alcohol están provocando que los menores se estén dejando las neuronas por el camino. Además de la pérdida cognitiva, pierden memoria y concentración y el fracaso escolar aumenta”.
La investigación
los investigadores realizaron entrevistas a los estudiantes y universitarios sobre diferentes aspectos relacionados con el botellón, como ingesta, regularidad de la conducta, motivos, expectativas… Los datos revelan que en la ingesta de alcohol se llegan a doblar las cantidades que se consideran de riesgo (60 gramos en chicos y 40 en chicas). Y este hecho se produce una o dos veces por semana de nueve a diez meses al año.
“Un 41% de los chicos de 15 a 18 años bebe para emborracharse”.
Tanto Maite Cortés como su equipo reiteran la necesidad de “intervenir sobre la permisividad que muestra tanto la sociedad como los referentes importantes para el sujeto, hacia el consumo de alcohol juvenil y hacia la normalidad con la que se ve que el ocio de los jóvenes se lleve a cabo durante la noche”.
A este hecho se añade “que se está descuidando la planificación de una prevención selectiva dirigida a los jóvenes que realizan esta práctica de manera regular, asociándolo a un alto nivel de consumo y en los que además el botellón parece ser su único medio de ocio, dado la frecuencia con que lo realizan”.