En los países ricos vivimos una
paradoja casi esquizofrénica: a pesar de tener mayor calidad y esperanza de
vida con mejores indicadores de salud, la sensación de enfermedad y la
dependencia del sistema sanitario es cada vez mayor. Es un hecho innegable que
hemos cambiado la forma de valorar la salud, pasando a ser la salud un bien de
consumo más.
.Nada mejor
que ponerle un nombre a nuestros temores para clasificar, contener y tratar, en
este caso farmacológicamente, un miedo
Existe miedo
a que nuestro hijo sea diferente al resto en una sociedad que ensalza los
términos medios, aunque para ello tengamos que drogarlo con medicamentos hechos
con metilfenidato, una droga de similares características que la cocaína.
“disease
mongering”, término
anglosajón de difícil traducción. Es el fenómeno comercial por el cual los
laboratorios farmacéuticos tienden a crear o potenciar —o incluso inventar enfermedades— con el fin
de aumentar las ventas de sus medicamentos. Esta técnica comercial, que en
español suele traducirse como ‘promoción de enfermedades’, convierte los
factores de riesgo en enfermedades, asocia ciertos síntomas benignos a futuras
enfermedades graves, convierte en problemas médicos los achaques propios de la
vida o contempla los rasgos de personalidad como si fueran auténticas
enfermedades”.
Recordar las principales enfermedades promovidas por la industria farmacéutica en los últimos decenios:
1.-Convertir variantes de la normalidad en problemas médicos; ej. la calvicie, la celulitis, etc
2.-Transformar síntomas leves en enfermedades graves; ej. el colón irritable, el síndrome de las piernas inquietas, etc
3.-Considerar características de la personalidad o problemas sociales como enfermedad; ej. la fobia social o timidez extrema, etc
4.-Factores de riesgo conceptualizados como enfermedad; ej. presión arterial elevada (hipertensión arterial), cifra de colesterol elevada (hipercolesterolemia), disminución de la masa ósea (osteoporosis), etc
5.-Alterar las cifras para ampliar la extensión del problema a más población: la disfución eréctil masculina, la disfunción sexual femenina, el trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad, etc
Conviene seguir denunciando la "promoción de enfermedades”, pero conviene recordar que no toda la culpa corresponde a la industria farmacéutica y que todos los protagonistas (médicos, administración sanitaria, medios de comunicación y pacientes) tienen su parte de responsabilidad.
Recordar las principales enfermedades promovidas por la industria farmacéutica en los últimos decenios:
1.-Convertir variantes de la normalidad en problemas médicos; ej. la calvicie, la celulitis, etc
2.-Transformar síntomas leves en enfermedades graves; ej. el colón irritable, el síndrome de las piernas inquietas, etc
3.-Considerar características de la personalidad o problemas sociales como enfermedad; ej. la fobia social o timidez extrema, etc
4.-Factores de riesgo conceptualizados como enfermedad; ej. presión arterial elevada (hipertensión arterial), cifra de colesterol elevada (hipercolesterolemia), disminución de la masa ósea (osteoporosis), etc
5.-Alterar las cifras para ampliar la extensión del problema a más población: la disfución eréctil masculina, la disfunción sexual femenina, el trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad, etc
Conviene seguir denunciando la "promoción de enfermedades”, pero conviene recordar que no toda la culpa corresponde a la industria farmacéutica y que todos los protagonistas (médicos, administración sanitaria, medios de comunicación y pacientes) tienen su parte de responsabilidad.
El caso de
Prozac para infantes es un ejemplo de cómo
se utiliza el miedo para crear nuevos mercados de medicamentos abriendo el
espectro de aplicación de esos fármacos hasta abarcar por completo nuestra vida,
desde nuestra más dulce infancia. En 2006, la Agencia Europea del Medicamento
(EMA) aprobó Prozac para personas de entre ocho y dieciocho años. Lo hizo como
acostumbra, sin investigaciones propias y olvidando las, éstas sí, alarmantes
advertencias de la institución que controla los fármacos en Estados Unidos, la
FDA. Las reacciones adversas que constata el propio fabricante son
verdaderamente escalofriantes: ansiedad, nerviosismo, insomnio, temblor,
anorexia, náuseas, mareo, cefalea, arritmia cardíaca, anomalías
hepáticas, síndrome cerebral agudo, convulsiones, reacciones maníacas,
disfunción sexual, alopecia o visión borrosa, entre otras muchas. Además, puede incitar al suicidio en niños y
jóvenes.
Etapas normales de la vida que
requieren un periodo adaptativo, rasgos de personalidad, el estado de ánimo y
sus variaciones e incluso problemas sociales han pasado a ser tratados como síntomas
de enfermedad:
- La calvicie ha sido incluida en el catálogo de entidades clínicas como "Alopecia Androgenética Masculina" y descrita como posible fuente de trastornos emocionales
- La aplicación del concepto actual de fobia social conlleva su confusión con la timidez marcada. En Australia, una compañía farmacéutica declaró que un millón de ciudadanos la padecían y que podían beneficiarse de un tratamiento antidepresivo
- El hábito intestinal irregular puede catalogarse como Síndrome del Intestino Irritable, constituyendo una indicación de tratamiento laxante
- Las coincidencias entre la preocupación justificada y la definición de ansiedad, está repercutiendo en el consumo de ansiolíticos
- Otros procesos como el embarazo, la menopausia, la reacción de duelo, la tristeza o el envejecimiento también son objeto de "disease mongering" en la actualidad