Melburn
McBroom era un jefe autoritario y dominante que tenía atemorizados a todos sus
subordinados, un hecho que tal vez no hubiera tenido mayor trascendencia si su
trabajo se hubiera desempeñado en una oficina o en una fábrica. Pero el caso es
que McBroom era piloto de avión.
Un día de
1978, su avión se estaba aproximando al aeropuerto de Portland, Oregón, cuando
de pronto se dio cuenta de que tenía problemas con el tren de aterrizaje. Ante
aquella situación, McBroom comenzó a dar vueltas en torno a la pista de
aterrizaje, perdiendo un tiempo precioso mientras trataba de solucionar el
problema.
Hoy en día, la historia de este accidente constituye uno de los ejemplos que se estudia en los programas de entrenamiento de los pilotos de aviación.
Algunas
personas tienen mal carácter y/o solo admiten
su propio proceder o manera de hacer las cosas. Estas personas están limitadas,
al ser incapaces de recibir ayuda o indicaciones de otra persona. Los que
tenemos a nuestro alrededor alguien de estas características, nos vemos
incapaces de poderlos ayudarlos, pudiendo sentir miedo a comentarios, insultos,
desprecios, etc.
La tripulación
veía que se acababa el combustible, lo que provocaría males mayores, pero el
miedo a estrellarse era menor que el miedo al carácter de su piloto McBroom. Cuando
la gente se encuentra emocionalmente tensa no puede recordar, atender, aprender
ni tomar decisiones con claridad.
El mal carácter
afecta a muchas personas y la respuesta de que “él es así” no soluciona
nada. “Yo soy así” es una excelente forma
de ser si nadie resulta menospreciado o infravalorado. Pero si ese “yo soy así”
implica que nuestra familia tenga miedo, nuestra familia se sienta mal,
nuestros amigos no se sientan bien por nuestros comentarios o actos,…. quizás debamos de cambiar algo. La forma de
ser no puede dañar los sentimientos de los demas. Debemos identificar esa forma de ser, ese mal carácter, como una
enfermedad que me impide relacionarme adecuadamente. El liderazgo no tiene que
ver con el control de los demás sino con el arte de persuadirles para colaborar
en la construcción de un objetivo común.
Muchas
personas con problemas de adicción, tenían ese mal carácter que les hacia imposible pedir ayuda y/o recibirla.