INDEFENSION APRENDIDA

En un experimento de Martin Seligman, un grupo de perros fueron expuestos a descargas eléctricas que no podían evitar ni controlar. Cuando, más adelante, se les dio la oportunidad de escapar de las descargas, los animales permanecieron quietos, sin mostrar ningún tipo de respuesta. Este estado de inactividad se explicó por el fenómeno de la indefensión aprendida.
La indefensión aprendida  consiste precisamente en un estado en el que el sujeto no intenta escapar ni evitar los estímulos negativos (en este caso, las descargas, pero podría tratarse de cualquier cosa) aunque tenga la oportunidad de hacerlo. ¿Por qué no lo hace? Parece ser que el estado de indefensión aprendida produce un déficit en el aprendizaje posterior, es decir, hace que sea más difícil aprender que alguna respuesta puede detener o evitar la estimulación aversiva o castigos.
La hipótesis de la indefensión aprendida supone que el animal ha aprendido que su conducta no puede influir de ninguna manera en los acontecimientos, por lo que permanece inactivo.

Este fenómeno se produce también en seres humanos, y puede llegar a ser grave y derivar en trastornos como la depresión. En estos casos, el individuo desarrolla expectativas de falta de control sobre los acontecimientos, y suele pensar que su actuación es inútil. Es habitual encontrar pensamientos del tipo “nunca voy a conseguirlo”, “da igual que me esfuerce”, etc. En estos casos el estímulo aversivo no es una descarga, por supuesto. Puede ser el fracaso en los estudios, en el trabajo o en las relaciones personales, por ejemplo. La persona deprimida aprende que no tiene ningún control sobre lo que le ocurre y esto es precisamente un factor importante que contribuye al desarrollo de la depresión.
La falta de control, además, puede derivar en mayores niveles de estrés y favorecer la aparición de otros problemas de salud, como úlceras o problemas cardiovasculares.


La indefensión aprendida en humanos puede ser realmente incapacitante, ya que el individuo sufre un déficit de actividad, es decir, permanece inactivo ante los acontecimientos y es incapaz de reaccionar. El tratamiento que se da a las personas que se encuentran en esta situación suele ser la terapia cognitiva, que consiste en ayudar a estas personas a “desaprender” que no tienen control sobre los acontecimientos, y que pueden actuar en sus futuros acontecimientos.
¿Os ha ocurrido alguna vez algo similar a ti o a algún conocido?