Un hijo problemático es el producto de una relación de pareja problemática. Y problemática no significa llevarse mal, pelearse. Simplemente es no ejercer el rol que a cada uno corresponde. Padres sin ley, madres demasiados contemplativas, generosas, padres solteros débiles, hombres inmaduros, mujeres caprichosas, suelen producir hijos que son el reflejo mismo de lo que les pasa a ellos. Parejas que entran en crisis y construyen un hijo problemático para tapar sus problemas. No será la primera ni la última vez que una pareja lleva a su hijo a terapia y en cuanto este empieza a mejorar, lo retiran porque no vaya a ser que se vea después que son ellos los que tienen crisis en su pareja. He visto madres de han ido a buscar la droga para su hijo, padres que ayudaron a delinquir a su descendencia, fomentar su agresividad, la impulsividad, llevar a su hijo con prostitutas, pasarse entre ellos cannabis, cocaína… y muchos más ejemplos que superan la ficción. Y el que no quiera ver, que siga ciego pero los hijos problemáticos son el reflejo de las crisis internas de la pareja o de su falta de mandato. Por eso que el tratamiento de un niño, joven o adolescente debe ir acompañado de un tratamiento para los padres. Y el que no lo crea, el tiempo acabará dando la razón. 

Hace días escuche un refrán que daban a las parejas que se casaban en una zona de España.  El refrán decía: "Si se quema tu casa, que no se vea el humo". Quiere decir; que por muy mal que te vaya en pareja y/o en tu casa, que no se entere nadie. Algo así, como lavar los trapos sucios en casa. Pues creo que esto esta pasando en muchas familias, que quieren resolver sus conflictos en casa. Pero carecen de conocimientos y habilidades suficientes para poderlos resolver o solucionar. 
Aprendamos a pedir ayuda, que hay gente, organismos y asociaciones que la ofrecen con la mejor de las intenciones.