Terapia 10/05

La persona que esta enganchada en una dependencia, realiza casi todos sus actos encaminados a la obtención y/o satisfacción de su dependencia. Muchas de sus amistades se relacionan con la adicción, su tiempo libre se relaciona con su adicción, su dinero se emplea fundamentalmente en la satisfacción de la adicción, etc. En definitiva, todo gira en torno al consumo, menospreciando familia, dinero, conocidos y principios. Cuando algo o alguien no facilita ese consumo este se aparta o desprecia.
Como consecuencia nos encontramos con personas que solo viven para ellos y su adicción. Dañando a quienes tienen a su alrededor, sin importarles demasiado sus consecuencias. Este es un estilo de pensamiento que utiliza el dependiente, en el cual lo prioritario es la sustancia adictiva. Lo demás queda en un segundo o tercer lugar. Ese estilo de pensamiento evita  pensar en los demás porque eso causaría dolor y malestar. Por ello, muchos dependientes no miran sus actos o consecuencias. Actúan sin preocuparse lo suficiente por los resultados de sus actos.

Cuando dejamos la adicción debemos también de cambiar ese estilo de pensamiento y debemos de medir nuestras consecuencias. A muchas personas que dejan de consumir les cuesta controlar sus impulsos y les cuesta enfrentarse a sus actos y/o consecuencias. Muchos realizan o dicen cosas de las que se arrepienten inmediatamente, pero que en el momento de su realización eran incapaces de ver que eso conllevaría resultados no deseados..

Un ejemplo podría ser una persona que ya no consume, pero que tras un "cabreo" contabiliza y arremete contra todos como culpables. Muy probablemente se arrepienta tras un rato, pero en su momento no ha sabido pararse, ni controlar su rabia o ira, ni reflexionar sobre el tema. Sigue con su estilo de pensamiento anterior.

Dejar la droga es un muy buen paso, pero existen muchas cosas que se han de cambiar, en este caso nos referimos a controlar nuestros actos.