"Yo aguanto mucho"



Muchos piensan que “aguantar el alcohol” significa saber beber, ser más
fuerte, o controlar. Pero NO ES ASÍ.
Cuando una persona se habitúa a consumir alcohol, su organismo se va
acostumbrando poco a poco a sus efectos tóxicos, de manera que deja de
sentir el mareo, las náuseas y el malestar de las primeras veces.
También ocurre con el tabaco y otras drogas. Esto significa que su organismo tiene cada vez más tolerancia a esa droga.
Sin embargo, aunque una persona tolere grandes cantidades de alcohol
sin mostrar apenas efectos de intoxicación, su organismo no está protegido del daño… Su hígado, sus riñones, su cerebro, etc., realizan tal sobreesfuerzo para seguir funcionando eficientemente,
que suelen acabar dañándose de forma irreversible, con una hepatitis
crónica, una úlcera, una cirrosis, una psicosis, una demencia alcohólica...
Pero además, las personas que desarrollan fácilmente tolerancia
a una droga, es decir, que “aguantan mucho”, tienen mayor probabilidad
de desarrollar una dependencia severa, porque beben cada vez más
cantidad y no sienten la necesidad de parar al no percibir los primeros
síntomas de problemas.